viernes, 9 de diciembre de 2016

Evaluar el desarrollo afectivo-sexual.

Las dificultades en la evaluación afectivo-sexual.

Para evaluar determinados desarrollos existen gran cantidad de instrumentos y pautas establecidas, no sucede lo mismo con la evaluación del ámbito afectivo-sexual. Esto es debido básicamente dos causas.

1.  La menor importancia atribuida tradicionalmente a los aspectos afectivos sexuales del desarrollo.

2.  La dificultad del propio objeto de estudio hace más compleja la evaluación.

La primera infancia esta dificultad se acentúa porque niños o niñas todavía no pueden utilizar e lenguaje hablado para descubrir las emociones que sienten, de modo que hay que interpretar estas manifestaciones basándonos únicamente en la observación.




¿Qué debemos evaluar?
Los educadores infantiles, además de la observación, pueden centrarse en aspectos concretos del ámbito afectivo, emocional y sexual cuando detecten situaciones anómalas.


El desarrollo del niño o la niña.

Los educadores evalúan el comportamiento que presenta cada niño en las relaciones afectivas con sus compañeros y en el trato con los propios educadores.Valoran que la progresión sea acorde con las pautas de maduración previstas para su edad.


En ocasiones, si la desviación es excesiva y se sospecha que hay un trastorno en el desarrollo o problemas de otro tipo se requerirá una intervención especifica.

Es importante no olvidar que los educadores no son especialistas para diagnosticar, deben conocer algunos signos que pueden alertar sobre su presencia.


Cambios o regresiones en el comportamiento.
Los cambios en el comportamiento del niño suelen delatar cambios en su entorno.
Estos cambios a veces pueden venir por ejemplo por el nacimiento de un nuevo hermano, la muerte de un abuelo, etc.

Se deberán de adoptar pautas de actuación conjunta para intentar resolverlo, o para acompañar al peque en el proceso de cambio cuando este sea invariable e inevitable.


Normalmente se tratarán problemas leves, sin embargo, en ocasiones si el cambio es intenso no remite con el tiempo y no hay razones conocidas, pueden ser indicios de la presencia de maltrato o abuso sexual. En estos casos se activarán los protocolos adecuados a estas situaciones.

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